MARATÓN DE 5 CAPÍTULOS
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Novela: "Al desnudo"
Capitulo 40
Nadie me había contado eso.
—Pippa, cariño, ¿cómo
supiste tú que era yo?
—Vi a la señora —respondió
ella.
—¿Qué señora?
—La señora de las fotos
—replicó Pippa, sin dejar de bailar—. También está en algunas de las que has
sacado hoy.
Con eso,
se alejó, seguida
de Leah. Yo me
quedé mirándola, y
después alcé la
cámara y pasé
las fotografías que había
hecho aquel día.
Muchas estaban borrosas,
y otras desenfocadas.
Sin embargo, había un par de
ellas en las que Pippa estaba perfectamente nítida, y al fondo había una vaga
sombra que yo había tomado por alguien que pasaba por detrás de la niña en
aquel momento.
La señora.
Hacía mucho tiempo que no
aparecía en ninguna de mis fotos.
Me sujeté la cámara por
encima del corazón, sonriendo.
—Hola. ¿Eres Lali?
Me giré, y vi al hombre
rubio con el que había estado charlando Devon.
—Sí, soy yo. Hola.
Él me tendió la mano.
—Chad Kavanagh. Soy el
padre de Leah.
—Ah, hola. Acabo de conocer
a tu hija. Es preciosa.
Él sonrió.
—Sí, ya lo sé. Devon me ha
enseñado algunas de las fotos que le has hecho a Pippa. Mi compañero Luke y yo
queríamos saber si podemos concertar una cita contigo para que le hagas un
retrato a nuestra hija.
—Oh, por supuesto —dije.
Entonces busqué una tarjeta en mi bolso y se la entregué—. ¿Os ha dicho que
trabajo en Foto Folks? Por ese motivo, tengo un horario un poco raro.
—No te
preocupes, encontraremos un
momento que nos
venga bien a
todos —dijo él.
Miró hacia
Pippa y Leah, que estaban
comiendo algo de lo que les ofrecía una camarera vestida de sirenita—. Vaya pareja.
Yo creía que Leah era una princesa, pero Pippa… vaya.
Yo me eché a reír.
—Es única, ¿eh?
—Es una niña preciosa.
Me pregunté si sabía que yo
era su madre biológica. Me pregunté si debería decírselo, o si sería un fanfarroneo
por mi parte. A Devon no le importaría. A Steve sí.
—Pues sí, es preciosa
—dije.
—Y las fotos que le has
hecho son increíbles.
Yo sonreí.
—Gracias.
—¿Cuánto tiempo llevas
haciendo fotos?
Durante el resto de la
fiesta, hablamos sobre fotografía, arte, niños y trabajo. Hablamos sobre la
vida en Pensilvania, y sobre cómo era mudarse a vivir allí desde otro lugar.
Chad se había criado cerca, pero había vivido durante muchos años en
California. Yo era de las afueras de Filadelfia.
—Llevas un colgante muy
bonito —me dijo, después de un rato, mientras observábamos a los niños, que se
estaban reuniendo debajo de la piñata.
Yo levanté la cámara para
enfocar.
—Gracias. Me lo regaló mi
madre.
—¿Eres judía?
Clic, clic.
—Ummm…
Él se echó a reír.
—Mi hermana es judía. Por
eso te lo he preguntado.
Tomé una
foto de un
niño pequeño, que
llevaba una pajarita,
y que estaba
aporreando la piñata
en forma de estrella de mar con todas sus fuerzas. No le hizo ni la más
mínima mella. Entonces, miré a Chad.
—¿Tu hermana es judía, y tú
no?
—Ella se convirtió después
de casarse.
—Ah.
—Disculpa. No es asunto
mío. Es que es poco común. El colgante, quiero decir. Llama la atención.
Yo toqué la estrella con un
dedo, y dejé de hacer fotos un momento.
—Gracias. Fue uno de esos
regalos que, al principio, me hizo rezongar, pero que después me puse de todos
modos.
—Tengo unos cuantos jerséis
de esos.
Nos echamos a reír. Hice
unas cuantas fotografías más de los niños; al final, Devon, frustrado por la
falta de
carnicería, agarró un
puñado de lazos
de la parte
posterior de la
piñata y se
los entregó a los niños.
Se suponía que todos debían tirar de los lazos y liberar los caramelos. En mi
opinión, ya habían consumido suficiente azúcar, pero bueno, no era yo la que
iba a tener que lidiar con ellos después.
—Entonces, ¿tu madre es
judía, pero tú no?
Me giré del caos de
caramelos.
—Es una larga historia,
pero sí. Más o menos. No lo sé.
—Perdona que
sea entrometido —dijo
Chad—. He estado pensando
en estas cosas
últimamente, ahora que Leah
está creciendo. Queremos
que esté en
contacto con todas
las religiones y
las culturas, ¿sabes? Ninguno de
nosotros dos es religioso, y yo quiero que ella tenga algo más que Santa Claus
y el conejo de Pascua. Luke es un agnóstico optimista.
—¿Y qué es eso?
—Alguien que no está seguro
de que haya un dios, pero que espera que sí.
Volvimos a
reírnos. Recapacité sobre
el modo en
que florecían a
veces las amistades,
en lugares improbables, y por
motivos inesperados.
—Mi padre
es católico practicante.
Mi madre es
judía, y hace
unos años se
volvió muy devota.
Cuando yo
era pequeña, ninguno
de los dos
era nada. Dejaron
que yo decidiera
lo que quería
cuando fuera mayor. Y ahora, cuando quiero algo… no sé qué creer.
—¿De verdad? —me preguntó
Chad—. Eso es exactamente lo que yo intenté decirle a Luke, pero él no está
convencido.
Los dos miramos a su
compañero, un hombre muy guapo con la cabeza afeitada y una risa contagiosa.
Miré a Chad.
—¿Quieres que te dé mi
opinión? Por mi experiencia, claro.
Él asintió.
—Sí, por favor.
—Dale algo,
una cosa o
la otra. Cuando
sea adulta, elegirá
por sí misma,
con independencia de lo que
tú la hayas enseñado. Pero si no le das nada, tal vez no sepa qué pensar.
Él asintió de nuevo.
—Gracias, Lali.
Era fácil dar consejos,
pero a mí no me servían de nada.
—Creo que a mis padres les
gustaría que eligiera lo que son ellos, pero los dos son un poco…
—¿Feroces?
Me eché a reír.
—Sí. Dan miedo.
—Te entiendo.
Después de que
muriera mi padre,
mi madre empezó
a ir a
misa constantemente.
Siempre había
ido, pero después
de que él
muriera… Parecía que
el Papa en
persona la invitaba
a ir varias veces por semana.
—¡La tarta! —gritó Devon, y
una horda de niños salió gritando hacia el salón, mientras Chad y yo nos hacíamos
a un lado.
—¿Y cómo se tomó la
conversión de tu hermana al judaísmo?
Chad se encogió de hombros.
—No podía hacer nada al
respecto, ¿no? Tal y como has dicho tú, mi hermana eligió por sí misma.
—¿Y qué piensa tu madre
ahora?
—Creo que ayuda mucho el
hecho de que le caiga bien mi cuñado. Pero sé que ha encendido muchas
velas por
el alma de
mi hermana —dijo,
en un tono
medio burlón y
medio triste—. Bueno,
y por mí también. Aunque no creo que ninguno de los
dos lo necesite. Eh. Deberías conocer a mi hermana.
Se me debió de poner cara
de desconcierto, porque Chad se echó a reír.
—Ella no da miedo.__________________________________
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Hola chicas soy Cielo de http://casijuegosca.blogspot.com.ar Espero que les guste la novela! :D
Jajajaj me encantaaa maass
ResponderBorrarSi vs decis q no se viene algo tan malo confio....
ResponderBorrarMAS
ResponderBorrarSegila#♡.
ResponderBorrarCINCO :D
ResponderBorrarMmaasss
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