lunes, 11 de noviembre de 2013

Capítulo 18

Novela: "Al desnudo"
Capitulo 18
La fotografía ya se había formado en mi cabeza. Lo único que necesitaba era hacerla. Me sequé las manos en la parte trasera del pantalón, sin preocuparme de si dejaba manchas, y tomé la cámara del aparador que había junto a la puerta. Peter, sorprendentemente dócil, se había quedado quieto, con la camiseta levantada y la cara girada hacia mí.
Yo lo miré desde la seguridad del otro lado de la lente. La luz lo rodeaba en forma de rayos a ambos lados de su figura.
—Gira la cara.
Él lo hizo, y yo capté el movimiento con una serie de disparos rápidos. Las fotografías iban a ser borrosas, pero no me importó.
—Qué belleza —murmuré, y me pareció oír un ruido que provenía de su garganta. Sin embargo, estaba tan absorta en lo que quería capturar con mi cámara que no le presté atención.
Me acerqué, sabiendo, como siempre, de qué manera podía cambiar mi posición una fotografía. Clic.
Movimiento. Clic, movimiento. No me detuve a mirar las fotografías en la pantalla digital; no quería que lo que estaba consiguiendo interfiriera con lo que veía en mi mente. Todavía no.
—Levántate otra vez la camiseta. Límpiate la cara.
Aquello no fue tan bueno como había sido la primera vez. No era un gesto inconsciente por su parte.
Yo me acerqué a él, observándolo.
—No. Quítatela.
En aquella ocasión no pude fingir que no había emitido ningún sonido. Peter se sobresaltó ligeramente. Pensé que iba a decir que no, pero después se pasó la mano por encima del hombro para agarrarse la camiseta por la espalda y sacársela por la cabeza. La tiró al suelo.
—Guapísimo —dije. Tomé una de las sillas de la mesa de comedor y la acerqué a la ventana, a su izquierda—. Siéntate.
Él se rio, pero obedeció sin protestar.
—Tengo una idea… es solo que… —no sabía expresarla con palabras. Casi nunca era capaz de hacerlo—. Inclina la barbilla solo un poco. Sí. Perfecto. Quédate así.
Enfoqué, y Peter permaneció inmóvil. Tomé otra foto y me acerqué aún más.
—Hueles bien. ¿Qué es?
—Se llama Whip. Lo compro en Black Phoenix Alchemy Lab —dijo él lentamente.
—Es muy bueno.
Me incliné aún más hacia él, y lo miré a los ojos.
— ¿Querrías hacer una cosa por mí? —le pregunté.
Él tragó saliva y exhaló un suspiro sin decir nada. Entonces, asintió. Yo quería acariciarle la cara, pero seguí agarrando la cámara, que hacía que todo aquello fuera seguro.
— ¿Puedes quitarte los zapatos y los calcetines?
Él se echó a reír, no de nervios, sino de la sorpresa, y se inclinó a hacer lo que yo le había pedido. Después se irguió, con una mirada atrevida, interrogativa, de impaciencia.
—Perfecto —dije—. Mira por la ventana. Piensa en algo… sexy.
— ¿Qu-qué? —tartamudeó él, riéndose.
Yo lo miré por encima de la cámara.
—No me digas que no puedes hacer eso.
—Sí puedo hacerlo.
Claro que podía. Miró por la ventana, y su lenguaje corporal varió ligeramente. Se encorvó un poco, con un pie descalzo delante del otro. Era un hombre que estaba relajado con su propio cuerpo, y eso le convertía en un modelo natural. Hice una foto de su perfil mientras él miraba a lo lejos.
Cuando se puso la mano en el pecho, justo por encima del pezón, estuvo a punto de caérseme la cámara al suelo. Tuve que morderme la lengua para no soltar un gritito. «Concéntrate. Concéntrate y haz las fotografías».
«No es real».
«Si lo miras a través de una lente, no es real».
Peter me miró perezosamente.
¿Sí?
—Más…
El sonido de su risa cambió. Se hizo más lento, más grave. Aquel hombre había tenido público más veces. Tal vez no con una cámara, pero no sentía timidez al ser observado.
— ¿Cuánto más quieres, Lali?
— ¿Cuánto más puedes darme, Peter?
Él deslizó la mano por su pecho, por su estómago, hasta que llegó al botón del pantalón. Ninguno de los dos dijo nada. Yo contuve la respiración.
Normalmente, yo no hacía aquel tipo de fotografía. Y, sin embargo, allí estábamos, él delante de mí, dispuesto a desabrocharse el pantalón, y mi cámara preparada. Me humedecí los labios. Miré de nuevo a través de la cámara, para hacerlo irreal.
—Sí —le dije con la voz ronca—. Hazlo.
Él se desabrochó el botón y se bajó la cremallera. Metió la mano dentro. Arqueó la espalda, solo un poco, y su mano desapareció dentro del pantalón.
Emitió otro sonido y cerró los ojos. Se mordió el labio. Yo capté sus dientes blancos. El pelo le cayó hacia delante y lo ocultó.
Clic, clic.
Nada que se vea a través del visor es real. Salvo cuando lo es, claro.
Él movió la mano. Yo sabía lo que estaba haciendo, pero el ángulo de la cámara desde el que estaba disparando mostraba solo a un hombre con la cabeza inclinada hacia delante, absorto. El pecho desnudo.
Los pies descalzos. Me moví en círculo a su alrededor. Se le habían bajado un poco los pantalones vaqueros, y se le veían los hoyuelos del comienzo de la espalda, y un poco del trasero.
Yo puse un taburete delante de él y me subí para fotografiar desde arriba sus hombros anchos y musculosos y su cabeza. No le dije cómo debía moverse, ni lo que tenía que hacer.
Nuestra respiración era muy fuerte.
Bajé del taburete para tomar unas cuantas fotografías más. Lo miré a la cara. No lo toqué, pero me imaginé que lo sentía contra mi cuerpo. Percibía su olor. Creo que emití algún sonido. Peter abrió los ojos. También su mirada estaba desnuda.
Sabía por qué me había advertido Pablo.
Aquello no podía ir a ningún sitio. Yo terminaría avergonzada, rechazada. Ya no tenía nada que ver con las fotos. Volví a poner mi ojo tras la lente.
Él exhaló una bocanada de aire.
— ¿Quieres…?
—Lo quiero todo, Sí.
Él suspiró y se estremeció. Movió la mano, acariciándose. Yo seguí observándolo a través del pequeño cuadrado de cristal e hice realidad las imágenes que tenía en la mente.
Me acerqué para tomar más fotos, pero él me agarró por la muñeca. Yo no me alejé. Lo miré a los ojos y vi una invitación, que se convirtió en una petición cuando me tomó la mano y la colocó bajo la suya. La movió a lo largo de su miembro, lentamente. Hacia arriba y hacia abajo. Yo sentí su dureza y su calor en la palma.
No era la primera vez que acariciaba a un hombre, pero nunca lo había hecho mientras tenía la cámara en la otra mano. Nunca me había sentido incapaz de alejarme, nunca me había quedado paralizada por mi propia excitación. Me perdí en sus ojos grises.
Me quitó la cámara y la puso sobre el alféizar de la ventana. Después me atrajo hacia sí. Movió mi mano con la suya, más rápidamente, y gruñó en voz baja.
Tomó mi otra mano y se la colocó en la nuca, y yo noté la suavidad de su pelo. Mis dedos se entrelazaron con su cabello instintivamente, y él gimió cuando tiré. Echó la cabeza hacia atrás. Movió mi mano con más rapidez.
Yo ya no podía seguir fingiendo que aquello no era real. Era demasiado real, demasiado en todos los sentidos. ¿Quién hacía una cosa como aquella?
Parecía que yo.
Él me soltó la mano cuando empecé a moverla yo misma, y cuando le tiré del pelo una vez más, apretó los dientes y jadeó. Yo nunca había sentido un poder así. Estaba de pie sobre un hombre que, según lo que sabía de él, no debería sentirse excitado por mis caricias. Sentir su pene endurecerse más en mi mano, y oír que se le aceleraba la respiración, más y más… Verlo cerrar los ojos…
—Mírame —le dije.
Él lo hizo.
Estuve a punto de llegar al orgasmo con aquella mirada.
Lo solté y retrocedí dos pasos. Cuatro. Él se estremeció e hizo un sonido de protesta, pero no se movió.
— ¿Qué demonios —murmuré yo, con la voz temblorosa— está ocurriendo?
—Lali…
Negué con la cabeza y seguí caminando hacia atrás.
— ¿Por qué me estás tomando el pelo?
—Yo no te estoy… Lo siento —dijo él rápidamente—. Es que… De veras, no pensaba que fuera a suceder esto.
Yo exhalé todo el aire de los pulmones, y noté que se me hundían un poco los hombros.
—Creo que será mejor que te vayas.
—Me gustas, Lali.
—Ni siquiera me conoces.
Con un suspiro, él dio un paso hacia atrás. A mí no me gustaba la distancia que se estaba creando entre nosotros, pero me quedé inmóvil. Peter se puso en jarras.
—Podría llegar a conocerte.
—No creo que eso sea buena idea.
— ¿Por qué no?
—No creo que hayamos empezado del mejor modo —dije, señalando a la silla, y noté que me ruborizaba.
Él también miró hacia la silla, y después me miró a mí.
—Lo siento. Eso ha sido… De veras, no lo había planeado.
Sabía que él no lo había planeado, y que yo tampoco, pero había sucedido. Había sido algo inesperado y completamente excitante, pero inaceptable. Además, había otra cosa…
Debería haberle dicho que lo había visto con Evan, y que sabía que se había acostado con Pablo.
Sin embargo, para eso tendría que reconocer que estaba en la habitación, ¿y cómo podía explicárselo sin que pareciera que era una mirona pervertida? ¿O que era una ex novia celosa?
—Pablo me dijo que no te gustan las chicas —murmuré finalmente.
—Pablo —respondió Peter— no tiene ni la más mínima idea.

Continuará...
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Hola chicas soy Cielo de http://casijuegosca.blogspot.com.ar Espero que les guste la novela! :D 

Nara: esperate esperate SE QUE ESTE CAPITULO TE ENCANTO :P Pero ahí mas aguardando :) lo prometo

9 comentarios:

  1. Jajajaja síiiiii Genia Genia! Jajaja sí que prometen los otros capítulos! Besos Naara

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  2. me encantoooooooo! subi mas

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  3. OK OK TE AMO!!!! :) QUIERO MAS ACCION =D DALEEEEEE SUBI MAS CIELITO Y HAGO LO QUE QUIERAS ANDALEEEE!!!!

    @aNGLEScASI - ya subi mas en abetterworldlaliter.blogspot.com.

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  4. Maaaaaaaaaaaaas....
    Angy.... =)

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  5. Noooooo, no pudo gustarme mas dios!!!! Necesito maaaaaaas, adoro esta novela! Aunque no entiendo, entonces a Peter no le gustan los chicos?? Aiii me encanto, voy a por el otrooo
    Maria

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Amor y Paz :D
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