domingo, 10 de noviembre de 2013

Capítulo 17

Novela: "Al desnudo"
Capitulo 17
—Yo también —dijo él y, con cara de incredulidad, la vio marcharse—. Me siento como si me hubiera pasado una locomotora por encima.
Yo me reí.
—Esa es Sarah.
—Ten —me dijo él, y me entregó un sobre. Yo me lo metí al bolsillo. Él miró por la habitación—. Un espacio magnífico.
A mí se me había olvidado que él nunca había estado en el estudio.
—Gracias. Es el primer motivo por el que compré este edificio.
—No te culpo —dijo él, y me miró—. Tienes la capacidad de ver el potencial de las cosas, Lali.
Aquel cumplido me conmovió un poco.
—Gracias.
Peter sonrió.
— ¿Sabes? Pablo me ha llamado.
— ¿De veras?
Peter frunció un poco los labios.
—Sí. Parece que tengo que evitarte.
— ¿De veras? —repetí yo—. ¿Qué te ha dicho?
—Ummm… Un montón de tonterías.
—Y… ¿qué le has dicho tú?
—Que es un idiota, y que se vaya a la mierda.
—Vaya.
Peter frunció el ceño.
—Mira, Pablo no es mi amo. Ni tampoco el tuyo, ¿no?
—No.
Se encogió de hombros.
—A mí no me gusta que me digan lo que tengo que hacer. Sea mejor para mí, o no.
— ¿Te dijo que era mejor para ti que me evitaras? —Pregunté, cruzándome de brazos—. Vaya, vaya.
—No te preocupes por eso. Creo que entendió lo que le dije.
—Estaba un poco enfadado porque últimamente no nos hemos visto mucho. Cree que nosotros nos estamos haciendo muy amigos.
No me parecía bien estar hablando de Pablo con un pene gigante de color rosa entre nosotros, así que lo despegué de la mesa y lo metí en el cajón de un aparador. Peter no me dijo nada mientras lo hacía, y yo fingí que estaba buscando algo en otro de los cajones, de espaldas a él.
— ¿Cuál es su historia, de todos modos? —me preguntó él.
—No creo que tengamos ninguna historia.
—Lali —dijo Peter seriamente—. Todo el mundo tiene una historia.
—Pablo y yo salíamos juntos —dije.
—Eso ya lo sé.
—Fue hace años. Obviamente. Antes de que él fuera gay.
Peter ladeó la cabeza y me miró con curiosidad.
— ¿No crees que siempre fue gay?
—Eh… Bueno, sí. Claro. Quería decir que fuimos pareja antes de que él saliera del armario. Antes de que lo admitiera. Éramos una pareja cuando él estaba intentando ser heterosexual. ¿Así es mejor?
No pareció que le importara mi aspereza.
— ¿Y ahora? ¿Qué son ahora?
Yo suspiré.
—Ahora… no sé lo que somos. Amigos, supongo.
Peter hizo un ruidito escéptico y miró de nuevo a su alrededor.
—Bueno, cambiando de tema… Tu estudio es precioso.
—Eso ya lo has dicho.
—Ya lo sé.
Me eché a reír. Reírse con Peter era muy fácil. Y fue fácil dejar la conversación sobre Pablo. De todos modos, yo no quería hablar de él.
—Es un desastre. Sarah había venido a ayudarme a arreglarlo.
—Y yo la he espantado. Lo siento —dijo él. Se puso una mano sobre el corazón y adoptó una expresión contrita.
—Oh, no te sientas mal. Ahora que estás aquí, puedo utilizarte. Tengo muchísimas cosas que hay que arrastrar de un lado a otro —respondí con una sonrisa—. Yo no soy capaz de hacer nada especial con la decoración sin Sarah, pero puedo pintar las paredes con la imprimación, y limpiar el almacén.
— ¿Trabajo manual? —preguntó Peter con escepticismo. Entonces, hizo crujir sus nudillos, estiró el cuello de un lado a otro y saltó de un pie a otro—. Cosa de hombres, ¿no?
Yo solté un resoplido.
—Oh, sí. Cosa de hombres. Porque yo tengo completamente interiorizados los estereotipos de género.
Él sonrió. Mi frase le había divertido, pero no supe exactamente por qué. Yo lo miré fijamente.
—No serás demasiado guapo como para trabajar, ¿no? ¿Te da miedo ensuciarte las manos?
—No, señora. Incluso puedo utilizar herramientas eléctricas de vez en cuando.
Yo solté un ligero resoplido.
—Estoy segura de que sí.
Peter miró significativamente hacia el cajón donde yo había guardado el consolador.
—Y yo estoy seguro de que tú también.
Los dos nos echamos a reír. Sin complicaciones. Finalmente, mi risa se convirtió en un suspiro. Él me observó con los ojos brillantes.
— ¿Qué? —pregunté yo.
—Pablo es un idiota.
Fruncí el ceño. No quería ponerme triste otra vez.
—Puede serlo, sí. Como todo el mundo.
Peter gruñó.
—Bueno, sí. Eso es cierto.
Yo suspiré de nuevo.
—Vamos. Quiero tener pintado esto antes de que vuelva Sarah para ayudarme a colgar las telas. Porque, créeme, si no está terminado, me va a patear el trasero.
—Es una pequeña tirana, ¿no? —preguntó Peter. Me siguió hasta el fondo de la habitación, y silbó en voz baja—. Impresionante.
Yo miré las estanterías de madera que se había construido con gruesas vigas y tablones de madera. Tenían unos tres metros, y llegaban solo hasta la mitad de la altura que había hasta el techo. Antiguamente se habían utilizado para acoger el equipo de la estación de bomberos, pero ahora estaban vacías, u ocupadas por cosas que yo necesitaba para el estudio, o cosas que no quería tener en mi apartamento.
—Esta habitación fue lo que me convenció. Aunque cuando el agente de la inmobiliaria me mostró el edificio, no quería enseñármela. Parece que el anterior propietario no tenía dinero para reformar esto. Había humedades y un cristal roto. La primera vez que subí me encontré un pájaro muerto.
—No me extraña que no quisiera enseñártelo.
Me reí de nuevo.
—Exacto. Bueno, yo le dije que me lo mostrara, porque gastarme esa cantidad de dinero en dos apartamentos, aunque pudiera alquilar uno de ellos, me parecía una mala decisión.
—Y a ti no te gusta tomar malas decisiones.
Lo miré.
—Creo que los dos sabemos que he tomado unas cuantas.
—Pero no al comprar este edificio —dijo él, y miró hacia las vigas de madera del techo. Después, se frotó las manos—. Bueno, ¿qué hacemos primero?
—Primero quiero sellar los ladrillos y pintar las paredes del estudio.
—Muy bien.
—Pero tú no tienes por qué ayudarme, ¿sabes? —le dije, mientras pasaba junto a él para tomar los cubos de sellador y de pintura, las brochas y los trapos—. Tendrás mejores cosas que hacer.
—No.
Le di una brocha.
— ¿Por qué me resultará tan difícil de creer?
—Porque soy guapísimo —dijo él, con una cara muy seria—. Y absolutamente encantador.
Yo le di un golpecito en el pecho con mi brocha.
—Eso es.
—Lo creas o no, Lali —dijo él, mientras me seguía a la zona principal con un cubo en la mano—, eso puede ser toda una desventaja.
— ¿De verdad? ¿Por qué?
Me detuve y miré a mí alrededor, en busca del mejor sitio por dónde empezar. Tenía varios botes de sellador para ladrillos y otros de pintura dorada que había elegido para las otras paredes de la habitación. El suelo de madera estaba muy rayado, y no le iban a hacer mucho daño unos cuantos goterones de pintura, pero como no iba a tener dinero para arreglarlo hasta dentro de una buena temporada, extendí un trapo en una esquina.
—Para empezar, todo el mundo cree que ya tienes planes, cuando en realidad no los tienes, así que casi nadie te invita a ningún sitio —dijo Peter, mientras dejaba su bote de sellador en el suelo, junto a la pared principal, entre dos ventanas—. Es muy molesto.
Yo abrí mi bote de pintura.
— ¿Ah, sí? ¿Quieres que te abrace mientras lloras?
Peter soltó una carcajada.
— ¿Soy tan patético como para eso?
—Más o menos, sí —dije yo, aunque mi tono de voz indicaba exactamente lo contrario. Él se inclinó para abrir su bote, y yo aproveché para mirarle el estupendo trasero. Después vertí pintura en mi bandeja y mojé el rodillo.
— ¿Por qué será que no te creo?
—Es por mi reputación de playboy internacional —dijo Peter, lanzándome una sonrisa por encima del hombro—. Pensé que sería mejor intentarlo siendo un playboy nacional.
— ¿Y qué tal te va?
—No tan bien como pensaba —dijo él, y empezó a aplicar el sellador en los ladrillos—. No es tan exótico, eso seguro.
De nuevo tuve que reírme. Estaba disfrutando mucho.
—Todo el mundo tiene su talento.
Pintamos durante un rato en silencio. En la habitación empezó a hacer calor. Me gire a preguntarle si quería algo fresco de beber, pero que quedé inmóvil, enmudecida por lo que vi.
Peter se había levantado el bajo de la camiseta para limpiarse el sudor de la cara. Tenía un estómago plano, tenso, con una línea de vello que le llegaba desde el ombligo hasta la cintura baja del pantalón vaquero. Su ombligo era perfecto. Me acuerdo de que me pregunté cómo podía ser tan perfecto un hueco en la carne.
—No te muevas —le dije.

Continuará...
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Hola chicas soy Cielo de http://casijuegosca.blogspot.com.ar Espero que les guste la novela! :D 

EN ESTE Y LOS PRÓXIMOS CAPÍTULOS ME AMARAN :)

8 comentarios:

Amor y Paz :D
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