sábado, 8 de febrero de 2014

Capítulo 50

Novela: "Al desnudo"
Capitulo 50
—Bueno, ya hemos llegado —dijo Peter, echando el freno de mano, aunque no estábamos en cuesta.
Habíamos parado delante de una casa pequeña, pero bien cuidada, de la calle principal de Sandusky.
Tenía  un  camino  que  conducía  a  un  garaje  exento,  y  un  pequeño  porche  delantero.  Los  muros  eran  de piedra gris, y la puerta y las ventanas tenían el recerco negro. La puerta estaba pintada de rojo.
Peter no  hizo  ademán  de  bajar  del  coche.  Yo  tampoco.  Miré  la  casita  a  través  del  parabrisas.  La cortina de una de las ventanas delanteras se movió.
—Cariño, no podemos quedarnos aquí para siempre.
—No —murmuró él—. Tienes razón. Vamos.
—Espera un momento —le dije. Tomé su cara con ambas manos y lo besé—. Todo va a salir bien.
Peter estaba muy sombrío.
—Te quiero, Lali.
—Bien —dije yo. No conseguí que sonriera, pero al menos lo intenté.
Él suspiró.
—Vamos.
Nos acercamos a una puerta lateral. Justo antes de abrirla, Peter me agarró con fuerza de la mano. Yo
hice  un  gesto  de  dolor  para  que  aflojara  la  presión,  pero  él  no  me  estaba  mirando. Abrió  la  puerta  y entramos a una pequeña cocina, en la que olía a pan recién hecho.
Junto al fregadero había una mujer muy delgada con el pelo sujeto con una cinta, que estaba lavando una  cazuela.  Se  giró  hacia  nosotros.  Llevaba  una  camisa  amarilla,  con  el  bajo  deshilachado,  y  unos pantalones cortos de color blanco que le quedaban grandes. Tenía las manos enrojecidas, y la cara y los brazos llenos de pecas. No llevaba maquillaje alguno.
—¡P.L.!
Al instante, vi de donde había sacado él su sonrisa amplia y sus ojos grises. Peter se parecía mucho a su madre, aunque me costaba pensar que él pudiera descuidar tanto su aspecto en alguna ocasión.
—Mamá —dijo, en un tono de voz frío y distante, muy diferente al de ella, que era de adoración—.
Te presento a Olivia.
Di un paso adelante, sonriendo. No me esperaba un abrazo afectuoso; de hecho, no me esperaba más que un apretón de manos cortés. Sin embargo, ni siquiera me ofrecieron eso.
Lo peor fue que ella se había acercado a mí con los brazos abiertos, y que se quedó helada a medio ademán.
—Ah… hola.
Vi que su mirada pasaba por mi cara, por mi pelo recogido en una trenza, y que después miraba mi mano, que su hijo apretaba con fuerza.
Yo había sido objeto de muchas miradas de curiosidad, sobre todo de gente que había conocido a mis padres antes que a mí. Y algunas veces, al revés. Me habían juzgado por el color de mi piel, antes de que
abriera  la  boca,  muchas  veces,  y  no  siempre  gente  blanca.  Sin  embargo,  nunca,  hasta  aquel  momento, había sido tan consciente ni me había sentido tan azorada e incómoda por la reacción de otra persona al verme.
—Mamá —dijo Peter con más firmeza—. Te presento a Lali. Es mi prometida.
—Ah… sí. Por supuesto. Lali.
La señora Lanzani, que todavía no tenía nombre de pila para mí, sonrió forzadamente. Tomó un trapo de


la encimera y empezó a secarse las manos una y otra vez.
—Pasen, pasen. La cena estará lista dentro de poco. Voy a avisar a tu padre; está en el sótano. Ven aquí, P.L., y dale un beso a tu madre.
Él  se  acercó  obedientemente  a  su  madre.  Ella  lo  agarró  para  poder  abrazarlo  unos  segundos  más, pero él se apartó con suavidad. Ella lo miró con avidez, con un placer tan evidente que yo no pude mirar más.
—Bueno,  pasen al  salón.  Tus  hermanas  están  ahí  con  los  niños.  Se  van  a  poner  muy  contentas  de verte. Voy a avisar a tu padre.
—De acuerdo —dijo él, y me tomó de la mano otra vez—. Vamos, nena, vamos a saludar.
Yo tragué saliva y alcé la cabeza, preparándome para más miradas de asombro, pero las hermanas de
Peter, por lo menos, no se quedaron tan horrorizadas como su madre. Tenía tres, mucho más pequeñas que él. Tanya, Johanna y Denise. Todas ellas tenían varios hijos. Había desde adolescentes hasta bebés. Sin embargo, no había ningún marido a la vista, aunque Johanna y Denise llevaban alianza.
Peter saludó a sus hermanas con más afecto que a su madre, y ellas lo abrazaron con fuerza y le dieron
palmaditas  como  siempre  hacen  las  hermanas  pequeñas  con  sus  hermanos  mayores.  Yo  lo  sabía  por experiencia.  Me  quedé  un  poco  rezagada,  porque  no  quería  participar  en  la  ronda  de  preguntas  y respuestas, pero Peter se giró y tiró de mí. No me soltó ni un segundo.
Los  niños  mayores  saludaron  con  desinterés  y  siguieron  con  sus  teléfonos  móviles  o  jugando  a  sus
videojuegos,  pero  los  tres  más  pequeños  se  colocaron  a  mi  alrededor  y  me  miraron  con  los  ojos  muy abiertos. La más pequeña de todas era una niña que llevaba un vestido de tirantes amarillo. Se subió al sofá a mi lado, y se puso a tocarme el pelo.
—Trina, déjala en paz —dijo Denise, pero no hizo ademán de apartar a la niña de mí.
Peter la tomó en brazos y le sopló en el cuello hasta que la niña se echó a reír y gritó, y después se la entregó a su madre.
—Cámbiale el pañal, por el amor de Dios.
Denise puso los ojos en blanco.
—Sí, ya. Como si tú hubieras cambiado un pañal en toda tu vida. ¿Y tú, Lali? ¿Tienes hijos?
Miré a todos los niños, y después la miré a ella.
—Yo… no.
Tanya le revolvió el pelo a Peter.
—Tal vez los tengas pronto, ¿eh? ¿El hermano mayor va a ser papá?
—Sí, será mejor que te des prisa en alcanzarnos —dijo Johanna—. Demonios, incluso Jamie tiene un niño, ¿sabes? Lo vi en el centro comercial hace dos semanas. Sigues en contacto con Jamie, ¿no?
—Claro  que  sí  —dijo  Denise  con  sorna—.  ¿Es  que  te  creías  que  ha  venido  hasta  aquí  solo  para vernos a nosotros?
Ella lo dijo en broma, pero todos notamos el peso de la verdad en sus palabras.
—Sí, sabía que Jamie tiene un niño —dijo Peter—. Se llama Cam.
—Vaya, vaya, vaya —dijo alguien con una voz resonante y grave, desde el fondo de la habitación—.
¿No es este el que se llama… hijo prostituto?
—Pródigo, papá —dijo Tanya en voz baja.
—Y  su  futura  esposa  —añadió  el  señor  Lanzani,  entrando  en  la  habitación.  Era  un  hombre corpulento.  Estaba  calvo,  pero  tenía  las  cejas  muy  pobladas,  y  mucho  pelo  en  las  orejas—.  Te 


llamas La, ¿no?
—Se llama Lali, papá —respondió Peter. Se giró hacia mí y me dijo en voz baja—: John Lanzani.
—Sí, sí —dijo John Lanzani. Su esposa debía de haberle advertido, porque no mostró tanta sorpresa como ella, aunque me miró con fijeza—. Bienvenida, hija. Llevábamos mucho tiempo esperando a que el chico trajera a alguien a casa. Y nos alegramos de que sea una chica, ¿verdad?
Él fue el único que se rio. Las hermanas de Peter apartaron la mirada, y Peter no dijo nada. Yo carraspeé.
—Me alegro de conocerlo, señor Lanzani.
—¿Señor Lanzani? Tiene buenos modales, hijo. Pero, La, no tienes que llamarme señor Lanzani. John es más que suficiente.
—Se llama Lali, papá —repitió Peter con tirantez—. No La.
Su  padre  lo  miró.  John Lanzani no  era  tan  estúpido  como  pretendía  aparentar.  Su  sonrisa  se  hizo tensa, y atravesó a su hijo con una mirada fulminante.
—Ya te he oído.
—Ummm… La cena está lista —dijo la señora Lanzani, que todavía no me había dicho su nombre de pila—. Vamos a comer, ¿de acuerdo?
John se dio unas palmaditas en el estómago.
—Sí, vamos. Vamos, La… Lali. Siéntate a mi lado.
No sé si aquello era un honor o un castigo. John Lanzani no dejó de hablar en toda la cena. Tenía mucho que decir sobre todos los temas: religión, política y prensa. Impuestos. Había muchas cosas que estaban mal en el país, en opinión de John, y todo era culpa de la gente que no se llamaba John Lanzani.
—¿Eres vegetariana?
Aquella pregunta me sorprendió. Había surgido en medio de una diatriba contra una tienda del pueblo que había dejado de vender su marca de cigarros favorita. Yo me sobresalté y miré hacia el final de la
mesa,  donde Peter estaba  entreteniendo  a  uno  de  sus  sobrinos  con  un  truco  de  magia.  Miré  mi  plato;  la mayoría de la comida había desaparecido de él.
—No.
John señaló con su cuchillo la pequeña loncha de jamón que yo me había servido por cortesía, pero que no había tocado.
—No te has comido eso.
—Papá, no jod…
—¡Eh!  —exclamó  John Lanzani,,  arqueando  las  cejas  y  atravesando  el  aire  con  el  tenedor—.  Ten cuidado con esa boca…
Algunos de los niños se rieron. Peter no. Dejó en la mesa el salero con el que estaba enseñándole el truco de magia a su sobrino.
—No tiene por qué comer nada que no le apetezca.
—John —dijo tímidamente la señora Lanzani—. El jamón está muy salado. Tal vez a Lali no le guste.
—El  jamón no tiene nada de malo, Jolene. Solo me preguntaba si La no come jamón por algún motivo.
Yo me agarré las manos sobre el regazo, para que nadie se diera cuenta de que me había echado a temblar.
—No se ofenda, señora Lanzani. Estoy segura de que está delicioso.
—Ummm… Creía que tal vez no querías comértelo porque eres una de esas… musulmanas.

—¡Papá! —exclamó Peter. Se apartó de la mesa, pero yo lo miré fijamente.
—No soy musulmana, señor Lanzani.
—Bien. Porque no voy a sentar a un maldito musulmán en mi mesa.
Johanna, que estaba sentada frente a mí, dejó caer la cabeza sobre una mano.
—Papá, por Dios.                                                                   
—¿Qué es un musulmán? —preguntó uno de los niños.
Nadie dijo una palabra.
John me sonrió, mostrándome sus dientes amarillentos y torcidos.
—Siempre y cuando tú no lo seas…
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Hola chicas soy Cielo de http://casijuegosca.blogspot.com.ar Espero que les guste la novela! :D 

-Chari: Gracias por siempre comentar y leer mis novelas, me reí mucho con tu comentario :P
-Anónimos: Gracias por pasarse
-Angie: BIENVENIDA, lectora nueva, me alegro mucho que te guste la nove y gracias por comentar :)

8 comentarios:

  1. Hola amiga!
    Por lo que veo, cada vez aumentan más tus lectoras en este blog:) seguro que al final tendrás tantas como en el otro!
    Osea, hacia esta nove tengo AMOR PURO, me encanta, y me estoy dando cuenta con el tiempo de que me gustan los mismos tipos de libros que a ti aajajaja tengo una adaptacion pensada para despues de la nove que estoy subiendo que creo que te gustara mucho:)
    Y te digo lo mismo que en el otro blog: que no te firme no significa que no te lea, siempre te leo de verdad, pero no tengo tiempo para contestar, ya que lo que te pongo a ti no es corto jajajaja pero soy tu fiel lectora nº1! nunca lo olvides! jajajaja
    bueno espero tus novedades, tq!
    novesdepeterylali.blogspot.com

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  2. K tipo Jhon ,con razón Peter no quería ir.Yo tampoco habría ido .
    Es un soberbio ,egocéntrico ,y mala persona.

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  3. Hola!!! Sisis la nove me encanta :) esta muy padre...
    Ahh pobre de lali con todo lo que hizo john por algo peter no quería ir y se puso mal antes .. Lali es tan valiente yo a la primera hubiera salido corriendo de ahí ...
    A ver que mas pasa ya espero el prox cap :)

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  4. q pesado q es el padre de peter
    me super entuasiasme con la novela asi q la voy a seguir
    besos

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  5. Que jo que es el papa de peteeeerrrr!!!!!! Pero cual sera lo ques esconde peter tengo miedo de que este engañando a lali :(((* hola soy una nueva lectora ♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡

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  6. Me encanta tu novela, es una de las mejores que he leìdo te felicito espero con ansias el proximo capitulo.

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Amor y Paz :D
Si te gusta comenta y sino tambien :D