viernes, 7 de marzo de 2014

Capítulo 53 (ARREGLADO)

MAÑANA ÚLTIMO CAPÍTULO
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Novela: "Al desnudo"
Capitulo 53
Antes de que yo pudiera decir algo más, sin saber si verdaderamente quería decir algo más, se abrió la puerta de la cocina y entró una mujer más joven con el niño de Anne en brazos.
—Mamá, este pequeñajo maloliente necesita un cambio de pañal.
—Gracias, Claire. Es mi hermana —dijo Anne, mientras Claire se colocaba al niño sobre el hombro y  le  daba  unos  azotes  en  el  pañal,  cariñosamente—.  Claire, ¿conoces ya a Lali? Es la prometida de Peter.
—No  es  posible  —dijo  Claire.  El  pequeño  comenzó  a  retorcerse  en  su  hombro,  y  ella  sonrió  y  lo sentó sobre su cadera—. Cambia a este niño, hermana. Hola, Lali.
Me tendió la mano y yo se la estreché. Entonces, me estudió de arriba abajo, centímetro a centímetro.
Yo no supe si aprobaba su examen hasta que silbó en voz baja y cabeceó.
—¿Y tú vas a casarte con Peter?
—Ese es el plan —dije, con tanta despreocupación como pude.
—¡Claire! —exclamó Anne, con exasperación.
Una cara de pillo me miraba por entre sus manitas. El niño tenía el pelo rubio, como su padre, y la piel blanca como su madre. Tenía unos enormes ojos grises. Yo lo miré durante mucho tiempo.
—¿Qué? —preguntó Claire, encogiéndose de hombros—. Cualquier mujer que vaya a casarse con ese tipo tiene que tener sentido del humor, por lo menos.
Yo me eché a reír.
—Lo intento.
—¿Lo ves? —dijo Claire, y le hizo una mueca de burla a Anne. Entonces, empezó a mecer al niño en su cadera hasta que él se rio—. Mira, voy a llevarme a Maloliente y lo cambiaré yo misma, ¿de acuerdo? Y así me perdonaréis mi falta de tacto social.
—Sí, por favor. Cámbiale el pañal a Cam. Gracias.
—Me alegro  de conocerte, Lali. No permitas que nadie de esta fiesta te asuste. No somos  tan malos.
—No estoy asustada —respondí yo.
Claire se llevó a Cam por el pasillo, y yo seguí oyendo sus risas durante unos instantes. Anne tomó una servilleta de papel y la utilizó para limpiar algunas migas que había en la encimera. Después tiró la servilleta a la basura y le dio otro sorbo a su refresco.
—¿Cuántos años tiene tu niño?
—Cam va a cumplir tres años.
Fuera, Peter y Jamie habían desaparecido del porche.
—Me muero de hambre —dijo ella—. Vamos fuera a comer algo, ¿te apetece? Y seguro que alguien está haciendo alguna tontería, como jugar a los dardos o preparándose para cantar en el karaoke.
Yo tenía el estómago vacío, y pensé que comiendo, por lo menos, tendría algo que hacer, ya que había sido abandonada por mi novio.
—Sí, me apetece comer algo.
—Pues ven —me dijo Anne—. Te enseñaré dónde está la comida.
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He estado en fiestas en las que conocía a todo el mundo y me lo he pasado fatal, y he estado en fiestas en las que no conocía a un alma y fueron fantásticas. Esta fiesta fue una mezcla de ambas. No necesitaba que Peter estuviera a mi lado a cada minuto, pero pasé más tiempo saludándolo de lejos, y viéndolo jugar a los dardos y beber cerveza tras cerveza que hablando con él. No me ignoró, porque vino a verme cada hora, más o menos, y me miró varias veces. Pero no estuvo conmigo.
Estuvo con Jamie, a quien todos los demás llamaban James.
La  otra  gente  de  la  fiesta  era  muy  agradable.  Me  incluyeron  en  sus  conversaciones  como  si  me conocieran  de  toda  la  vida.  Entre  varios,  comenzamos  una  partida  de  Balderdash,  mi  juego  de  mesa preferido,  y  nos  reímos  mucho.  Claire  y  su  marido,  Dean,  me  llevaron  a  dar  una  vuelta  en  un  pequeño velero, mientras su hija Penny se quedaba con los padres de Anne en la orilla. Comimos mucho, bailamos un poco, e incluso cantamos en el karaoke.
Poco a poco fue anocheciendo, y alguien encendió unas cuantas antorchas y las clavó en la orilla del lago.  Los  invitados  que  tenían  niños  pequeños  comenzaron  a  marcharse.  Llegaron  los  encargados  de  la barbacoa para limpiar, y yo me puse a ayudar en la cocina, envolviendo sobras con Anne. Trabajamos bien juntas, sin hablar mucho. Sinceramente, no había mucho que decir.
Y, al final, Peter y yo fuimos los últimos que quedaban en la casa. Anne había acostado a Cam una hora antes, y la cocina estaba limpia. Ella acababa de poner la televisión, y yo se lo agradecí, porque así las  dos  podíamos  ver  algo  tonto  juntas,  sin  tener  que  hablar.  Había  servido  un  vaso  de  té  helado  para cada una, cuando Peter y Jamie entraron tambaleándose desde el jardín.
—Nena —dijo Peter.
Yo nunca lo había visto borracho. Le brillaban los ojos y tenía las mejillas sonrojadas. Tenía la boca relajada y suave. Se había desabotonado la camisa casi hasta la cintura, y había perdido los zapatos en algún lugar. Jamie no tenía mucho mejor aspecto. Se le había pegado el pelo a la frente debido al sudor, y se había manchado la camisa de hierba.
—¿Qué demonios habéis estado haciendo? —les preguntó Anne—. ¿Lucha en el barro?
—El muy mamón ha intentado quitarme la última cerveza —dijo Jamie—. He tenido que patearle el trasero.
—Que te den, mamón —dijo Peter, y añadió un gesto obsceno con el dedo corazón a su retahíla—. Tú me has robado el último panecillo.
—Hay más panecillos —dijo Anne con ironía, y metió los pies bajo sus piernas en el sofá—. Están en la nevera. Sírvete tú mismo.
Peter se puso una mano en el corazón.
—Anne. Eres una diosa  —dijo. Me miró—. Nena… nena, ¿dónde has estado todo el día? Te he echado de menos.
Se tropezó al bajar los dos escalones del salón, y cayó en el sofá, a mí lado, riéndose. Posó la cabeza en mi hombro y me miró con sus enormes ojos grises.
—Nena, hola.
Yo le acaricié la cara. Tenía la piel ardiendo. Él me besó la palma de la mano y yo la aparté, porque me sentí azorada por aquella muestra de cariño frente a sus amigos.
—Hola.

Peter se incorporó. Jamie había ido a revolver en la nevera. Yo vi que Anne estaba observando a su marido. No estaba exactamente disgustada, sino resignada, más bien. Y, claramente, no estaba sorprendida.
—Tráeme un panecillo de esos, mamón —le dijo Peter.
—Que te den, imbécil, ven por él tú mismo. Yo no soy tu criado.
—Que te den a ti, idiota —respondió Peter, y se acomodó en el sofá, a mi lado—. Nena, ¿me traes un panecillo?
—Nene —dije yo con tirantez—, creo que lo mejor será que volvamos al hotel.
—No, no, no, no se pueden ir todavía —dijo Jamie, volviéndose a mirarnos desde el frigorífico, con cara de consternación—. ¡Acaban de llegar! ¡Estoy a punto de abrir una botella de Jameson!
Ambos se echaron a reír. Anne y yo no. Ella suspiró. Yo me puse tensa.
—James, Cam está durmiendo —dijo ella.
Jamie se puso un dedo en los labios.
—Es cierto. Lo siento. Se me había olvidado. Será mejor que volvamos a salir. Vamos,  chupapollas, levanta el trasero del sofá y sal al porche para que podamos bebernos esto.
Yo  pensé  que Peter se  iba  a  ofender  por  el  insulto  que  había  utilizado  su  amigo.  Sin  embargo,  se incorporó en el sofá y se giró hacia mí, riéndose.
—Volvemos dentro de un rato, ¿de acuerdo, nena?
Yo  tuve  que  morderme  la  lengua.  Hay  una  fina  línea  entre  ser  firme  y  ser  una  bruja,  y  yo  estaba  a punto de cruzarla. Incluso pensé en montar una escenita. Llevaba horas allí, tratando con gente extraña y siendo agradable. Viendo a mi prometido comportarse como un idiota con un tipo que estaba demasiado cerca de él.
—James —dijo Anne en voz baja, a modo de advertencia.
Yo no quería sentir agradecimiento hacia ella, pero lo sentía. Me puse en pie. Peter también.  Él  se sujetó a mi brazo.
—Una copa más —me dijo—. Y después nos iremos. Hacía mucho tiempo que no veía a Jamie.
Si me hubiera besado, todo hubiera terminado ahí. Sin embargo, no lo hizo. Me miró de aquel modo al que sabía que yo no podía resistirme, y supongo que yo no quería ser una bruja, en realidad.
—Te quiero —me dijo al oído.
Después, Jamie y él salieron al porche, y nos dejaron a Anne y a mí mirándonos desde ambos lados de la mesa de centro. Ella apagó la televisión. Se oían las risas desde fuera.
—Lo siento —me dijo—. Hacía mucho tiempo que no se veían.
—Unos cuantos años, según Peter.
Ella titubeó, y después asintió lentamente.
—Sí, creo que sí.
Apreté los puños, pero no porque estuviera furiosa, sino porque no tenía otra cosa que hacer con las manos. No tenía bolsillos. No quería estar allí.
Se oyó otro estallido de carcajadas, y las dos miramos hacia fuera. Anne suspiró. Yo intenté suspirar, pero se me quedó el suspiro en la garganta. Entonces, ella me miró con los ojos entrecerrados.
—Qué anormales pueden llegar a ser —dijo.
A mí me entró la risa.

—¿Tú crees?
—Oh, sí —dijo ella, y se puso en pie—. Ya es terrible cuando están hablando por teléfono, o a través de la Xbox. Y peor todavía a través de Connex. Parece que tienen quince años.
—Esto es… Nunca lo había visto así.
Ella asintió después de un segundo.
—¿Quieres un poco más de té? ¿Un poco de tarta?
—Siempre puedo comer tarta. Sí, por favor.
La seguí hacia la cocina. Ella sacó un pedazo de tarta de chocolate del fondo de la nevera. Puso un poco en dos platos mientras yo servía el té, y las dos nos quedamos apoyadas en la isla, mirando hacia el porche, donde solo se veía la luz de un cigarrillo que pasaba de un lado a otro. Yo corté un poco de tarta con el tenedor, pero no me lo comí.
—¿Siempre son así?
Anne chupó el chocolate del tenedor.
—Creo que si se vieran más a menudo en persona, no lo serían. Porque James no  es  así  con  nadie más.
—Peter también es… diferente aquí.
—Llevan mucho tiempo siendo amigos —repitió ella.
—Bueno, ¿y qué debería hacer con respecto a eso?
Ella volvió a lamer el chocolate de su tenedor.
—¿Lo quieres de verdad?
—Sí. Mucho.
—Entonces, deberías saber que…
—Sé lo suficiente —respondí.
Anne me miró fijamente, de un modo que me hizo pensar que ella también sabía sobre mí mucho más de lo que había podido observar aquel día.
—Entonces, podrás hacer lo que yo hago con James.
—¿Y qué es?
—Puedes quererlo, aunque a veces se comporte como un bobo.
Entonces, lo supe.
Estaba en lo que ella no había dicho. En el hecho de que no hubiera tocado a Peter ni una sola vez. En cómo miraba a Peter y a su esposo cuando estaban juntos, comportándose como niños, y en lo amable que había sido conmigo. Y, de repente, también lo vi en un par de enormes ojos grises en el rostro de un niño pequeño.
Todo se detuvo en la cocina.
Fue  un  enfrentamiento  silencioso,  y  yo  no  estaba  segura  de  si  debía  desplegar  mi  enfado.  Ojalá
tuviera  la  cámara,  pero  me  la  había  dejado  en  la  habitación.  Detrás  de  las  lentes,  todo  aquello  podía haberme  parecido  una  fiesta  más.  Otro  grupo  de  gente.  Tal  vez Anne  y  James  me  habrían  parecido  un matrimonio corriente, y su hijo no me habría recordado a mi amante.
Sin embargo, no tenía la cámara. Todo estaba allí, delante de mí, golpeándome en la cara una y otra vez. Tomé aire profundamente.
—Creo que es hora de que nos vayamos.
—Lali —dijo Anne rápidamente, pero yo ya iba hacia la puerta trasera. La abrí.

Peter y Jamie no se estaban besando, pero habría sido lo mejor. Así, habría podido terminar con todo allí  mismo,  por  aquel  motivo.  Sin  embargo,  no  estaban  besándose.  Solo  estaban  sentados  uno  junto  al otro, riéndose suavemente y hablando de intimidades que yo no quería escuchar.
—Peter.
Al principio, él no me miró, y durante aquellos segundos, pensé en dejarlo allí. Entonces, sus ojos se volvieron hacia mí, y sonrió. Vi amor en su cara, y tuve ganas de darle una torta.
—Vamos —dije.
—Pero, nena…
—Ahora.
Ni Jamie ni él dijeron nada, pero Alex se levantó. Oí los pasos de Anne detrás de mí. Ella tampoco dijo nada. Yo no tenía ninguna enemistad con ella, ni con su marido, y lo habría dicho en voz alta si me lo hubieran  preguntado.  En  el  silencio  de  la  noche  se  oyó  el  llanto  de  Cam,  y  Anne  entró  en  casa  para atenderlo.  Jamie  se  levantó  y  nos  siguió  hasta  el  coche.  Yo  me  senté  al  volante  y  miré  hacia  delante mientras ellos se despedían.
Mientras conducía de vuelta al hotel, estaba furiosa, pero Peter no decía nada, así que me mordí la lengua. Cuando entramos en la habitación, desapareció en el baño, enfadado, y después se tiró en la cama vestido  y  se  quedó  dormido  instantáneamente. Yo  me  di  una  ducha  larga,  larga,  y  cuando  salí,  tenía  un nudo en el estómago. Pasé la noche en la butaca, con una manta y sin almohada.
El trayecto de vuelta a Annville fue muy largo.

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-Vsyasabs_Laliter: Mmmm Hoy EL Vas A enterar jajajajajja QUIZAS
-Angie: Jajaja es Una buena Palabra: P jajajaja si te explicaste y quizas lo sepas Hoy o Mañana o NUNCA MUAJAJAJAJA: P me encantan tus suposiciones jajajaja
-Ari: Mmm yo no jodo ahh jajaja Sii Mañana FINAL: D
-Chari: Jajaja Que enojona ah jajaja sii sii: P
-Alexandra Cuevas: Jajaja si no muy bueno es La Verdad Que Es Un puto jajajaja padre del EL NO TE DIRE ahh jajaja lo sabras Hoy o en el capitulo proximo: P no desesperes Que Queda Poco jajajaja de Eres buena del olfateando jajajaja Miralo Del Ya sabras: P adiós Que mala jajajaja soy: P
-Anónimos: Gracias Por El el los comentarios :)

Hola chicas soy Cielo de   http://casijuegosca.blogspot.com.ar   Espero Que les guste la novela!  : D 

7 comentarios:

  1. No entendi ¿porq a llali le molestp lo q le dijo annie????

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  2. Menuda fiestuqui se pegaron Peter y Jamie

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  3. Ahhh ok amm me confundí un poco !!!
    Lali porque se enojo ??? Porque el niño le recordó a Peter ??? Peter y James fueron amantes o algo así vdd? Fue lo que entendi yo !!! Masa a solo1 falta!!

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  4. Gracias!! Me quede con muchas intrigas! Subí el último porfa!

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  5. Si sos muy mala eh

    Todavia no entiendo la parte es que anne le dice qie son unos bobos y a ella le cae la ficha de que cam es algo de peter(?
    😝

    Mmmmmmmmmmaasssssssss

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  6. Más nove!! No nos dejes así, demasiada intriga!

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  7. Porfavoooooorrrrrrr sube ya el ultimo capítulo, que llevo esperando desde el 7 y ya estoy desesperada! Jajaja esque tu nove es buenísima ;)

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Amor y Paz :D
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